lunes, 15 de julio de 2013

Decimocuarta etapa: Orreaga-Etxalar, 74 kms. 12 de Julio 2013


Un escaso desayuno (un par de tostadas y un café con leche) nos da energía suficiente para subir hasta el monumento a Roland (4 kms) por la carretera y, allí cogemos una pista en descenso, muy larga, hasta Banca, kilómetro 25 de la etapa.



Nos cruzamos con caballos.




Nuestros amigos Santiago y Alfredo (dos valencianos con los que coincidimos en la ruta y que, como a nosotros, les gusta la cerveza y una conversación distendida y divertida) nos habían avisado por Whatsapp el día anterior: "preparaos mañana para la segunda subida... estamos en ella... Collado Elorrieta... impresionante...", "es una subida... vertical...encima nosotros con calor y recién comidos..." (transcripciones literales), así que estábamos algo asustados. Era cierto. 8 Kms insufribles, indescriptibles.



Reconozco y confieso haberme bajado de la bici en algunos tramos. En otros, solo zizzagueando era posible el ascenso.




 El paisaje es impresionante, a veces pelado (en las zonas más altas) y otras rodeados de hayas, que no hemos dejado de ver desde el bosque de Irati.





A 46 kms del inicio de la etapa le escribo yo, desde Elbetea: "¡Qué cabrón, nos habíais ocultado lo de la subidita a Bagordi!, Para mí, peor que la otra!"... Imagino las carcajadas de ámbos al leer éste...



Aprovecho para hablar de esta pareja tan singular y tan bien avenidos. Muy buena gente. Santiago, 42 años, Alfredo, 64 (sí, sí, no es un error, 64 años y haciendo la transpirenaica,... con dos...). Éste siempre decía que si en una subida su cuentakilómetros marcaba menos de 5 km/h, se bajaba de la bici y subía más deprisa empujándola. Siempre, cuando llegábamos a un destino, les encontrábamos en el bar de la plaza con unas cervezas y Ricardo les decía: "A mí decidme la verdad, vosotros venís en coche,... nos estáis engañando,... siempre que llegamos a un sitio os encontramos totalmente relajados, en chanclas y disfrutando de unas cervezas fresquitas,... ¡todavía no hemos visto vuestras bicis!,... ¿dónde están vuestras bicis?". Lo cierto es que empezaban muy temprano, a las 6 y media de la mañana, y claro, llegaban antes y tenían más tiempo de relajarse.

Volviendo a la ruta, en lo alto de Bagordi a Ricardo se le rompió la otra mitad del trasportín (no es de extrañar en un terreno tan abrupto) y lo arregló con alambre que habíamos guardado del arreglo anterior y que nos había proporcionado nuestro anfitrión en Fiscal.



Yo llevaba dos tornillos flojos, a punto de perderlos. En esto aparecieron dos nuevos colegas de ruta, catalanes de Barcelona (buena gente también, lástima no haber coincidido antes) que solían salir más tarde que nosotros pero iban más rápido y siempre nos pillaban. También es cierto que llevaban menos peso.

Llegamos a otro collado donde encontramos quien nos haga una foto en la que salgamos juntos.



La bajada, 100% no-ciclable.





Después de Bagordi, km 50, hacemos un estribillo de subes-bajas, pasando 5 collados y, tras alguna confusión, llegamos a Etxalar y nos tomamos un café. Habiamos comido en lo alto, en algún collado, y era lo que pedía el cuerpo. A nuestras chicas les faltaba hora y media para llegar, así que buscamos nuestra casa rural, la casa de Mª Luisa, y fuimos a asearnos un poco. Hoy no teníamos que hacer la colada porque nos quedaba solo un día y ya teníamos ropa limpia.

Cuando llegaron Eva y Rosa nos dimos un paseo por el pueblo, nos tomamos algo en una terraza y fuimos a cenar productos típicos del lugar y raciones variadas, de primero, y un solomillo del copón, de segundo, más un postre casero (el arroz con leche estaba de muerte, según me cuentan). Tuvimos que agradecer y descartar el chupito que nos ofrecían, por razones obvias... No me acuerdo como se llamaba el restaurante, pero no tiene pérdida, solo había uno: el asador, lo llamaban.



Cuando volvíamos a nuestra casa, la de Maria Luisa, empezó un tormentón que no nos pilló de milagro. Lo mejor: al día siguiente ya teníamos en nuestro haber 500 metros de subida, porque la casa de Mª Luisa estaba en nuestra ruta, a las afueras del pueblo y bastante arriba.








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