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lunes, 8 de diciembre de 2014
miércoles, 9 de julio de 2014
Décima etapa: Arzúa-Santiago (39,5 kilómetros). 7 de Julio
Los primeros 20 kilómetros los hicimos por carretera. Muy peligrosa. Más aún teniendo en cuenta la niebla, que tardó en levantar. Los otros 20 fueron por caminos, muy transitados por peregrinos. Pasamos, como no, por el monte do gozo, donde nos hicimos las fotos obligadas.
Llegamos muy pronto, a las 11:00 h. por lo que hemos tenido tiempo de sobra para pasear, ver la catedral, alguna exposición, tomar ribeiros, albariños y cervezas, pulpo y otras raciones. La catedral, rodeada de andamios, no dejaba ver su mejor cara, por lo que no la hemos fotografiado. Nuestro bus salía a las 23:30 h. y llegaba a Madrid a las 7:30 h. Así fue, felizmente.
Llegamos muy pronto, a las 11:00 h. por lo que hemos tenido tiempo de sobra para pasear, ver la catedral, alguna exposición, tomar ribeiros, albariños y cervezas, pulpo y otras raciones. La catedral, rodeada de andamios, no dejaba ver su mejor cara, por lo que no la hemos fotografiado. Nuestro bus salía a las 23:30 h. y llegaba a Madrid a las 7:30 h. Así fue, felizmente.
Novena etapa: Mondoñedo-Arzúa (110 kilómetros). 6 de Julio
Rampas duras, pero por asfalto. Pasamos por Abadín, Vilalba, Baamonde, Guitiriz, Sobrado dos Monxes y Arzúa.
Arzúa no tiene nada que ver. Es el pueblo donde confluyen todos los caminos de Santiago. Hay solamente un albergue municipal, pero contando con otros 7 albergues privados, hay cerca de 600 plazas para peregrinos. A pesar de haber llegado pronto, los tres primeros albergues estaban completos. Cenar y a dormir. Mañana, última etapa, solo quedarán unos 40 kilómetros, que nos haremos tranquilamente para llegar a Santiago con tiempo para disfrutar gastronómicamente y culturalmente.
Arzúa no tiene nada que ver. Es el pueblo donde confluyen todos los caminos de Santiago. Hay solamente un albergue municipal, pero contando con otros 7 albergues privados, hay cerca de 600 plazas para peregrinos. A pesar de haber llegado pronto, los tres primeros albergues estaban completos. Cenar y a dormir. Mañana, última etapa, solo quedarán unos 40 kilómetros, que nos haremos tranquilamente para llegar a Santiago con tiempo para disfrutar gastronómicamente y culturalmente.
Octava etapa: Luarca-Mondoñedo (92 kms). 5 de Julio
Pablo nos esperaba hacia las 8:00 h. en una gasolinera y luego iría con nosotros hasta donde le permitiera su forma física y el hierro que llevaba por bicicleta (sin alforjas, claro). Al final llegó hasta Ribadeo pasando y parando en Navia y en Tapia de Casariego. Muy bonito Tapia y muy cuidado. Un paseo marítimo al borde del acantilado con vistas a las playas a lo largo de todo el municipio (varios kilómetros).
Llegamos hacia las 12:00 h. a Ribadeo. Era muy pronto, así que nos tomamos un pulpo de matrícula de honor y nos despedimos de Pablo para continuar hasta donde nos dejen las piernas. Fueron en total 92 kilómetros. Terminamos en Mondoñedo. Lo peor hoy ha sido el viento. Tan fuerte era que en la pasarela peatonal que cruza la ría de Ribadeo, nos empujaba contra las alambradas.
Llegamos hacia las 12:00 h. a Ribadeo. Era muy pronto, así que nos tomamos un pulpo de matrícula de honor y nos despedimos de Pablo para continuar hasta donde nos dejen las piernas. Fueron en total 92 kilómetros. Terminamos en Mondoñedo. Lo peor hoy ha sido el viento. Tan fuerte era que en la pasarela peatonal que cruza la ría de Ribadeo, nos empujaba contra las alambradas.
Séptima etapa: Avilés-Luarca (86 kilómetros) 4 de Julio 2014
Salimos de Avilés camino de Luarca, donde hemos quedado con un amigo de Miguel: Pablo.
La tarde anterior, en el albergue, habíamos dado un manguerazo a las bicis, lo que provocó una avería gorda en el eje pedalier de Miguel: le entró agua y se estropeó un rodamiento y, por ello, se quedó el eje bloqueado además de perder toda la grasa. Por suerte, en Piedras Blancas, preguntamos a la persona adecuada, que nos indicó dónde había un tyaller de bicicletas. Tuvimos que esperar tres cuartos de hora hasta que abrió el taller. El mecánico, muy competente, lo arregló en un pis-pas y me ajustó las frenos, que también hacía falta, y pudimos seguir nuestro camino.
Llegamos a Cudillero hacia las 11:00 h. Como 3 machotes, bajamos hasta el puerto, que tenía un pequeño mercadillo, y nos comimos un melón entre los tres, sabiendo que la subida, después, iba a ser terrible. Cudillero es un pueblecito pesquero, muy turístico, excesivamente explotado turisticamente, pero que merece la pena visitar para pasear por el puerto y tomarse unos mariscos en uno de sus muchos bares, pero cuidado, no te claven.
Luego nuestro camino sigue por una senda muy divertida y muy técnica, como dicen los profesionales de la bici, pero agotadora. Se nos hizo la hora de comer y lo hicimos en un bar de carretera, dónde coincidimos con tres ciclistas sevillanos que iban también a Luarca.
Allí, en Luarca, nos juntamos con Pablo y nos dimos una caprichosa cena a base de mariscos y sardinas. El mejor pulpo que he comido. Después vimos el primer tiempo del partido Brasil-Colombia tomándonos un café irlandés.
Pablo, el amigo de Miguel, se comprometió a pedalear un rato con nosotros al día siguiente.
La tarde anterior, en el albergue, habíamos dado un manguerazo a las bicis, lo que provocó una avería gorda en el eje pedalier de Miguel: le entró agua y se estropeó un rodamiento y, por ello, se quedó el eje bloqueado además de perder toda la grasa. Por suerte, en Piedras Blancas, preguntamos a la persona adecuada, que nos indicó dónde había un tyaller de bicicletas. Tuvimos que esperar tres cuartos de hora hasta que abrió el taller. El mecánico, muy competente, lo arregló en un pis-pas y me ajustó las frenos, que también hacía falta, y pudimos seguir nuestro camino.
Llegamos a Cudillero hacia las 11:00 h. Como 3 machotes, bajamos hasta el puerto, que tenía un pequeño mercadillo, y nos comimos un melón entre los tres, sabiendo que la subida, después, iba a ser terrible. Cudillero es un pueblecito pesquero, muy turístico, excesivamente explotado turisticamente, pero que merece la pena visitar para pasear por el puerto y tomarse unos mariscos en uno de sus muchos bares, pero cuidado, no te claven.
Luego nuestro camino sigue por una senda muy divertida y muy técnica, como dicen los profesionales de la bici, pero agotadora. Se nos hizo la hora de comer y lo hicimos en un bar de carretera, dónde coincidimos con tres ciclistas sevillanos que iban también a Luarca.
Allí, en Luarca, nos juntamos con Pablo y nos dimos una caprichosa cena a base de mariscos y sardinas. El mejor pulpo que he comido. Después vimos el primer tiempo del partido Brasil-Colombia tomándonos un café irlandés.
Pablo, el amigo de Miguel, se comprometió a pedalear un rato con nosotros al día siguiente.
martes, 8 de julio de 2014
Sexta etapa: Pola de Lena-Avilés (68,5 kms). 3 de Julio 2014
No sé si me acordaré de todo...
Tampoco hay mucho que contar: Una senda poco ciclable... Una ciudad bonita y limpia (Oviedo) pero con poco que visitar... caminos muy agradables y fáciles... y un destino que todo el mundo piensa que va a ser una ciudad sucia, industrial y fea y se equivoca... Avilés es muy recomendable para visitar (centro histórico, calles peatonales, parque impresionante en pleno centro, mucho ambiente, etc).
El albergue, como todos.
Tampoco hay mucho que contar: Una senda poco ciclable... Una ciudad bonita y limpia (Oviedo) pero con poco que visitar... caminos muy agradables y fáciles... y un destino que todo el mundo piensa que va a ser una ciudad sucia, industrial y fea y se equivoca... Avilés es muy recomendable para visitar (centro histórico, calles peatonales, parque impresionante en pleno centro, mucho ambiente, etc).
El albergue, como todos.
miércoles, 2 de julio de 2014
Quinta etapa... ¡que suplicio! 92 km. León-Pola de Lena. 2 de Julio 2014
Salimos temprano de León (a las 5:45 h. han empezado los primeros a dar el coñazo. A las 7:30 h. saliamos de León. Lloviendo... primero asfalto, luego camino. Y más agua... un par de resbalones. El suelo impracticable. A veces arenoso, otras arcilloso, y también pedregoso... y que no para de llover!... Llegamos a una localidad, Cascantes y hacemos tiempo con un café calentito, a ver si escampa,... Hablamos con gente que había en el bar y nos recomiendan seguir por la carretera porque los caminos son inviables. Llegamos a la Robla y la de la oficina de turismo nos convence ya del todo de que tenemos que cambiar de planes. Así que la hacemos caso y tiramos por la carretera hasta Pajares, donde nos comemos un bocata a las 15:30 h. Bajada vertiginosa hasta Pola de Lena. Mañana ya veremos... estamos a 30 km de Oviedo, 30 km más hasta Avilés y otros 30 km hasta Cudillero...
Cuarta: Medina de Rioseco-Leon (119 km). 1 de Julio 2014
Mucha carretera... Parada en Villalón para comernos un poco queso fresco (de Villalón) con membrillo de las monjas de nuestro albergue.
Llegamos a León y ocupamos tres de las últimas 6 camas libres (de 184 que tiene). Y luego, a tapear por el húmedo...
Llegamos a León y ocupamos tres de las últimas 6 camas libres (de 184 que tiene). Y luego, a tapear por el húmedo...
Tercera etapa: Coca-Medina de Rioseco (106 kms). 30 de Junio de 2014
Hoy han sido 104 km muy fáciles pero tan cansados como los dias anteriores.
No hemos tenido ningún percance. Ojalá sea así todos los días que nos quedan. Hoy "hemos compartido mesa" con el primo de Miguel (gracias Miguel por recordármelo). Se me había olvidado mencionarlo porque mis recuerdos se basan en las fotos y no tenía ninguna de ese momento tan relajado en una terraza enorme, tomando una gran cerveza en buena compañía y pisando césped, en Simancas, pegadito a Valladolid. Además (y no es por justificarme) después de tantos días sin escribir el blog, se me hace una "amalgama de vivencias" imposible de desenmarañar. Hemos evitado los arenales de los pinares (casi todos) saliendo por la carretera. Y aquí estamos, descansando y pensando en la de mañana. Aquí hemos coincidido con un montón de ciclistas que tienen intención de llegar mañana, como nosotros, a Mansilla de las mulas.
A ver si no tenemos overbucking ( no sé si se escribe así).
No hemos tenido ningún percance. Ojalá sea así todos los días que nos quedan. Hoy "hemos compartido mesa" con el primo de Miguel (gracias Miguel por recordármelo). Se me había olvidado mencionarlo porque mis recuerdos se basan en las fotos y no tenía ninguna de ese momento tan relajado en una terraza enorme, tomando una gran cerveza en buena compañía y pisando césped, en Simancas, pegadito a Valladolid. Además (y no es por justificarme) después de tantos días sin escribir el blog, se me hace una "amalgama de vivencias" imposible de desenmarañar. Hemos evitado los arenales de los pinares (casi todos) saliendo por la carretera. Y aquí estamos, descansando y pensando en la de mañana. Aquí hemos coincidido con un montón de ciclistas que tienen intención de llegar mañana, como nosotros, a Mansilla de las mulas.
A ver si no tenemos overbucking ( no sé si se escribe así).
lunes, 30 de junio de 2014
Segunda etapa: Cercedilla-Coca (encuentra el gazapo). 93,5 kms. 29 de Junio de 2014
Salimos de Cercedilla y subimos penosamente el puerto de la fuenfria(14 km). Bajar hasta Segovia es bastante peligroso con alforjas porque hay muchas piedras sueltas, excepto un tramo de unos pocos kilómetros muy frondoso y muy bonito. En Zamarramala Miguel ha roto la cadena (hoy le ha tocado todo a Miguel) y hemos colocado unos eslabones de fácil instalación. Aún así, hemos tardado.
Despuea de unos cuantos kms se ha dado cuenta de que rozaba en algun sitio y hemos descubierto que (por no ponerse las gafas) la había metido (la cadena) por el sitio equivocado... que no le pase eso en otros órdenes de la vida...
Hemos tenido que romper la cadena, meterla por donde se debe (insisto, la cadena) y volverla a reconstruir. A las 4 de la tarde, sin haber comido y en el arcén de una carretera.
Luego, o antes, ya no me acuerdo, caminos de pinares con mucha arena, muy difíciles, poco tiempo.
Luego hemos pasado por Nieva, Navas de la Asuncion y, al fin, nuestro destino, Coca.
El albergue, una casa muy antigua para nosotros solos.
Han venido a vernos y a tomar algo con nosotros, desde Sanchonuño, mi madre, mi hermana Lucia y toda su familia y mi primo Manolo y su mujer Maria Jesus. Da mucha alegria que alguien que conoces vaya a verte y poder contarles nuestras aventurillas. Tambien nos ha llamado Pabo Toledano (hemos pasado cerca de su pueblo pero él no estaba).
Y aquí, pues colada, ducha, paseo, cena y a dormir. Mañana más.
Despuea de unos cuantos kms se ha dado cuenta de que rozaba en algun sitio y hemos descubierto que (por no ponerse las gafas) la había metido (la cadena) por el sitio equivocado... que no le pase eso en otros órdenes de la vida...
Hemos tenido que romper la cadena, meterla por donde se debe (insisto, la cadena) y volverla a reconstruir. A las 4 de la tarde, sin haber comido y en el arcén de una carretera.
Luego, o antes, ya no me acuerdo, caminos de pinares con mucha arena, muy difíciles, poco tiempo.
Luego hemos pasado por Nieva, Navas de la Asuncion y, al fin, nuestro destino, Coca.
El albergue, una casa muy antigua para nosotros solos.
Han venido a vernos y a tomar algo con nosotros, desde Sanchonuño, mi madre, mi hermana Lucia y toda su familia y mi primo Manolo y su mujer Maria Jesus. Da mucha alegria que alguien que conoces vaya a verte y poder contarles nuestras aventurillas. Tambien nos ha llamado Pabo Toledano (hemos pasado cerca de su pueblo pero él no estaba).
Y aquí, pues colada, ducha, paseo, cena y a dormir. Mañana más.
sábado, 28 de junio de 2014
Primera etapa: Madrid-Cercedilla (77 kms). 28 de Junio 2014
Conseguido! Primer dia, se han entendido perfectamente el badajo y la badana ( no leais esto en horario infantil). A la salida de Colmenar ibamos confundidos y hemos tenido la suerte de encontrar un lugareño que nos ha acompañado hasta un camino que nos permitia salvar un tramo complicado de losas intransitable con la bici. Ademas el camino alternativo es precioso. Atravesamos fincas de reses bravas, acueductos del canal de isabel II, y mas... En Mataelpino hemos muerto, pero en Navacerrada hemos tenido que bajarnos de la bici en la calle Abel (pasando las de Cain).
Hemos llegado a Cercedilla y no habia alojamiento porque mañana hay una prueba deportiva. Nos han hecho un apaño en una casa rural... subrealista... Miguel en una sala de masajes y Pedro y yo en literas (que nos la tienen que preparar porque habia alguien echando la siesta).
Hemos tenido un pinchazo y una caida... ¡pecata minuta!
Ahora estamos disfrutando unas merecidas cervezas y unas tapitas.
Hemos llegado a Cercedilla y no habia alojamiento porque mañana hay una prueba deportiva. Nos han hecho un apaño en una casa rural... subrealista... Miguel en una sala de masajes y Pedro y yo en literas (que nos la tienen que preparar porque habia alguien echando la siesta).
Hemos tenido un pinchazo y una caida... ¡pecata minuta!
Ahora estamos disfrutando unas merecidas cervezas y unas tapitas.
lunes, 23 de junio de 2014
INTRODUCCIÓN: En una semanita...
Tres carrozas en el camino... en una semanita estaremos en marcha... camino de cercedilla... Seguiremos informando...
sábado, 7 de junio de 2014
INTRODUCCIÓN: Puerto de la fuenfria
"Voy a hacer el Puerto de la Fuenfria con los chicos en bici..." . Suena a Epopeya, pero no lo es tanto. Sales de la estación de Cercedilla y, tras 5 km de subida seria y otros 9 muy llevaderos, has coronado. Luego, bajas de nuevo a Cercedilla, poniendo cada cual el factor de riesgo que desee, tomas una cañita y a casa. Lo mejor, el mirador de los poetas, el reloj de Cela y el mirador de la reina
miércoles, 9 de abril de 2014
INTRODUCCIÓN: MEGA-RUTA JULIO 2014: Madrid-Santiago por la Carisa y la costa
Esto es una previsión.
Lo haré, solo o con compañía (aún no lo sé) en los primeros días de Julio de
2014...
miércoles, 29 de enero de 2014
Un francés en el camino de Santiago. Julio 2009 (corregido en Enero 2014)
Creo que os gustará como ha quedado, pero si veis algo incoherente o mal redactado, o faltas de ortografía, o lo que sea, por favor, hacédmelo saber,... ¡lo que sea!.
UN FRANCÉS EN EL CAMINO PORTUGUÉS
“Nacisteis juntos y juntos permaneceréis
para siempre,
Estaréis juntos cuando las alas blancas de
la muerte esparzan vuestros días.
Sí; estaréis juntos aun en la memoria
silenciosa de Dios.
Pero dejad que haya espacios en vuestra
unión.
Y dejad que los vientos del cielo dancen
entre vosotros.
Amaos el uno al otro, pero no hagáis del
amor una condena.
Que sea, mejor, un mar moviéndose entre las
orillas de vuestras almas.
Llenaos uno al otro vuestras copas, pero no
bebáis de una misma copa.
Compartid vuestro pan, pero no comáis del
mismo trozo.
Cantad y bailad juntos y estad felices,
pero que cada uno de vosotros sea independiente.
Las cuerdas de un laúd están solas, aunque
palpiten con la misma música.
Dad vuestro corazón, pero no para que
vuestro compañero lo tenga.
Porque únicamente la mano de la vida puede
contener los corazones.
Y estad juntos, pero no demasiado juntos.
Porque los pilares del templo están
separados.
Y, ni el roble crece bajo la sombra del
ciprés ni el ciprés bajo la del roble.”
Khalil Gibran, en “El profeta”.
I
EL DIARIO DE KIKO
- ¡Pere!... ¡Pere!
- ¿Pérez se llama?
- ¡Peregrina! ¡Se llama Peregrina!
- (Evidente, pensé, ¿cómo si no?). Perdone…
Le entendí mal… Es gata, supongo.
- ¡Si fuera gato se llamaría Peregrino!, pero…
¿ha llegado usted hasta aquí por sus propios medios o ha necesitado a alguien
que le interprete los mapas?
- (¡Tierra trágame!) Solo pretendía ser
amable, señor…, espere… no me lo diga…, señor Grullo, Don Pero Grullo, supongo.
- ¿…?
No
sabe, no contesta. Es fácil imaginar la cara que se le ha puesto al encargado
del albergue.
Yo
pretendía aprovechar este momento de paz, sol y sosiego tumbado en el césped
del jardín del albergue, sin las botas, sin calcetines, dejando respirar a los
pies, después de tan larga jornada, dejar salir a los pájaros de mi cabeza,
vaciarla de pensamientos y sentimientos insanos, pero soy incapaz de evadirme.
Me distrae el encargado con su gata, me distraen esos extranjeros que se ríen
unos de otros cuando se enseñan unos a otros las ampollas de los pies como si
fueran trofeos, me distraigo con todo.
Pero,
sobre todo, me distrae el recuerdo de “el francés”.
La verdad es que no sé por
donde empezar. Han pasado varios días desde que iniciamos el camino en Tuí y
estoy bastante confuso. De lo que sí estoy seguro es de que “el francés” está
interviniendo en nuestro camino, diría más, en nuestras vidas, y que estoy
acojonado (perdón, quise decir acongojado, me han bailado unas letras).
Llegamos
a Tuí hace 4 días, a mediodía, comimos y fuimos derechos a la catedral a
recoger nuestra “credencial del peregrino”. Había un olor extraño. Nos
acercamos a una mesita habitada por un hombre con la mirada extraviada (un ojo
dulce y cálido apuntaba al vacío, otro agrietado y seco, que escuchaba el
griterío y regañaba a los turistas, al altar). Solo con girar la mesa 180
grados habría tenido un “punto de vista” más coherente: la sensualidad hacia el
altar, la rudeza al infinito.
El voluntario nos entregó las
credenciales con nuestro primer sello y felices fuimos al albergue a dejar
nuestras mochilas y asegurarnos un lugar para dormir esa noche. A la mañana
siguiente empezaríamos a andar.
Allí
le vimos por primera vez. Cruzamos miradas.
Aquel individuo al fondo del
albergue no cuadraba en esta estampa. Un punto de color en una foto blanco y
negro. Un hombre con un batín de señorito-bien, estampado de polígonos
irregulares de colores fuertes, de diferentes tamaños, como un cuadro de
Mondrian, cruzado y sujeto con un cinturón de la misma tela, algo ancho, muy
bien colocado. Coincidí con él en el aseo, ambos con el torso desnudo. Tenía la
espalda llena de granos purulentos. Bastante desagradable.
“El
francés” era un hombre enjuto y seco, como “El Cervantes”, personaje de la
novela escrita por “Don Quijote”, como todo el mundo sabe, pero sin barba. La
misma estampa, frente y perfil.
Alto
y huesudo de los pies a la cabeza donde, por cierto, crecía desordenadamente
una buena mata de pelo color oro bueno, posiblemente poco amigo del jabón de
olor. ¿Orgulloso o arrogante? No sé. Sus ojos pequeños, gatunos, luminiscentes,
terroríficos casi, un obstáculo a la confianza. Nariz ,
como la mía, algo aguileña. Una raya corta que no dejaba ver los dientes ni
siquiera cuando hablaba, marcaba el límite de un maxilar huesudo, como todo él,
complementaba unos trazos poco generosos de un gesto de apariencia triste, a
pesar de sus esfuerzos por trasmitir todo lo contrario.
Salimos
a dar un paseo por el pueblo, visitar sus monumentos y hacer las primeras fotos.
Por aquí pasaron los íberos, los romanos, los visigodos, que la hicieron
capital del reino, los musulmanes y, por último, los cristianos tras ser
reconquistada por Alfonso I. Su catedral, fortificada para defensa del
obispado, sufrió innumerables ataques de las tropas portuguesas. Conviven en
ella los estilos románico y gótico, de los siglos XII y XIII. De todas las
iglesias destaca la de las Clarisas, que forma parte de un convento de
clausura, el convento de las “encerradas” como lo llaman los lugareños, donde compramos
pececitos almendrados. Llovía. Impresionaban sus calles mojadas y sus casas de
granito, su ayuntamiento, su gente.
Pero
fue “el francés”, os decía, quien más me impresionó.
Llegamos
al albergue después del paseo. A la entrada estaban los italianos, Marianela y
Berto, muy emocionados, contando a la “siñora alberguista” (así la llamaban
ellos) todo lo que habían visto y sentido en Tuí. Nada que ver con sus
experiencias, días atrás, por tierras portuguesas. El cambio, para ellos, había
sido espectacular. No la dejaban hablar. Todo era “bello, bello,...”, decían
arrastrando las eles. Y, no sé porqué, pero me pareció que también a ellos les
cambió el semblante cuando vieron al francés. Noté que les inspiraba miedo.
Parecía que ya le conocieran.
“El francés” nos sonrió y saludó. Devolvimos
amablemente el saludo - “bonsuar”, “bonsuar”- y comenzó a enrollarse con Rosa. ¡En
francés!
Atrevida
señora, mi compañera de viaje, mi mujer. No le asustan los idiomas. Con todos se
defiende. Lo más importante, dice, es no tener miedo de hablar. Inglés,
francés, sueco, suahili, lo que sea.
Rosa
tuvo una infancia feliz, sin problemas. Quizá por eso es confiada (¿o no lo
es?) Yo, lo mismo, pero soy muy desconfiado, ¿quién lo entiende? Aunque, creo
que, en el fondo, siempre guarda las distancias. Cortés pero poco valiente.
Disfruta de buena salud y de buena forma física. También yo. Siempre
derrochando simpatía. Es afable. Yo, al menos, lo intento. La envidio.
Toma
decisiones sin pestañear y te arrolla con ellas sin darte tiempo a reaccionar.
Yo, al contrario, soy muy indeciso. Yo soy rápido y pragmático, ella,
tremendamente laboriosa, como las hormigas. Nunca olvida. Añora aquellos
momentos y aquella gente, todos los momentos y toda la gente. Templada y
estable, hasta donde se le puede pedir a una mujer. Yo tampoco soy irritable ni
irritante. Sigo con ella. Exigente, muy
exigente. Respetuosa, muy respetuosa. Vergonzosa, bastante vergonzosa.
Cariñosa, mucho. Responsable, preocupada por su aspecto, deseable. Nunca
miente, políticamente correcta.
Atractiva y equilibrada. Ojos,
boca y nariz, sin sobresaltos. Destaca la frente amplia y los labios carnosos y
gruesos, mientras que la barbilla pasa desapercibida. Tiene mucho pelo y muy
rizado. Y no puedo olvidar, no debo, su piel suave y blanca.
…que
si de donde vienes,… que si andando o en bici,… Al poco, sacó el francés un pliego, y luego
otro, y otro más, plagados de sellos. Había recorrido toda Francia, casi toda
España y Portugal, desde Fátima hasta aquí. Pensé “Y este tío, ¿de qué vive?,
si no trabaja y se pasa el año andando por caminos…”
Me
respondí enseguida: cuando dijo en español, aunque algo afrancesado, la palabra
“donativo”. O eso entendí yo.
-
Rosa,
corta que este tío nos está pidiendo dinero.
-
No,
hombre, no. Es que tiene poco vocabulario. Habrá querido decir otra cosa.
-
¡Ya,
ya! ¡Menudo perro está hecho! ¡Se le notan las intenciones!
-
¡Calla,
por favor!... Te puede entender.
-
¡Este
no entiende nada! Tranquila. ¿No ves la cara de haba que tiene?
-
¡Cállate
ya!
-
Además,
este tío es raro…, mira que ojos tan extraños… se iluminan como los de los
gatos… Para mí que es gato y tiene la capacidad de transformarse en lo que
quiera… -dije, tratando de ocultar tras el humor, mi desconfianza y miedo-
-
¡¿Quieres
dejar de decir tonterías?!
De todos modos se empeñó en
darnos una tira de papel impresa plegada en acordeón con las poblaciones y
albergues por los que íbamos a pasar. Tenía una buena colección de caminos: el
camino francés, el de la costa, el portugués,…
Luego estuvo paseando por allí
con su batín de cuadros y colores y sus zapatillas de andar por casa, hablando
con unos y con otros y sonriéndonos cada vez que nos cruzábamos con él. Algunos
se burlaban pero él siempre sonreía.
-
Pelo,…
bonito,… tienes –le decía una alberguista haciéndose la graciosa ante sus cinco
amigas-
-
¿Pardon?
-
El
pelo,… bonito,… mono,… ¡Ja, ja, ja! Este no se entera de nada.
Y el francés la devolvía una
sonrisa.
Cuando estuvimos más
tranquilos, ávidos por preparar bien nuestra aventura, nos propusimos repasar
toda la documentación que llevábamos encima, incluido el folleto supermanoseado
y plegado que nos había dado el francés.
-
Mira,
nos ha dado la ruta del norte. ¡Ni se te ocurra decírselo… solo faltaría que se
nos enrollara otro rato…!
Nos acostamos sobre las 11
para no darle ocasión de abordarnos de nuevo.
Con toda la sala a oscuras, le
estuvimos viendo ir y venir, deambulando por allí hasta bastante tarde.
La emoción y lo extraordinario
hizo que no pegara ojo en toda la noche. Por eso pude verle recoger sus cosas y
salir sigilosamente a las cinco de la mañana. Se acostó el último y se fue el
primero. Como suponía, sus ojos eran
como linternas en la oscuridad.
Nosotros salimos hacia las
siete con intención de llegar a Redondella, 28 kilómetros más
allá, con tiempo de recorrer la villa y tomarnos algo relajadamente en una
terraza. Estábamos eufóricos y con muchas ganas, lo que nos hacía pensar que
éramos capaces de cualquier cosa.
No llegamos. Nos quedamos 9 kilómetros antes, en
Mos.
Salimos, como decía, de Tuí,
con nuestros 8 Kg
de mochila a la espalda y, a la salida del pueblo, todavía de noche, tomamos
las primeras fotos. Impresionantes vistas y lugares: un lavadero precioso junto
al río, el convento-iglesia de San Bartolomé, el de Santo Domingo, ambos del
siglo XI, un cruzeiro, como no, y una sorpresa en la piedra de lavar de otro
lavadero… ¡el francés! Metido en un saco de dormir haciéndose el dormido… ¡Porque,
estoy convencido, se hacía el dormido! Lo sé porque dos luceros verdes se
asomaban por la boca del saco: ¡sus ojos! Lo único que se veía. Todavía era de
noche.
-
¡Normal!
Se acuesta tarde…, se levanta temprano…, no tendrá linterna y no se ha atrevido
a seguir. Se habrá parado a descansar hasta que amanezca.
-
¿Has
visto los ojos? ¡Como los gatos! ¡Se encienden en la oscuridad! ¡Nos estaba
esperando…!
-
¡Tú
eres tonto! ¡Deja de fantasear!
No dejé de darle vueltas.
El paisaje y los parajes que
se iban dibujando y coloreando con el lento amanecer entraban por mis ojos y me
hicieron olvidar enseguida al francés. Apareció ante nosotros un hermoso puente
romano. Seguimos el camino embriagados por las sensaciones de paz y belleza y,
como no, nos confundimos, nos perdimos. Yendo y viniendo por nuestros pasos
muchas veces, al fin un señor en bicicleta nos orientó correctamente.
A la altura de Paredes nos
internamos en un bosque y, al poco tiempo, como un hongo, espontáneamente, nos
encontramos sobre el “Ponte des Febres”, humilde como el portal de Belén, donde
enfermó San Telmo, que no pudo llegar a Santiago. ¡Pobre…!
Me vino repentinamente a la
cabeza la imagen del francés metido en su saco, en el lavadero, asomando la
cabeza,… y aquellos ojos encendidos…
Nuevas aldeas, cruzeiros, y
otro hermoso puente romano hacían bailar mis pensamientos. Y llegó lo peor. Una
hora andando por el polígono industrial de Porriño… Sofoco, calor, tráfico,
suciedad… Un infierno.
En el albergue de Porriño,
localidad próxima a Vigo, paramos para refrescarnos y comer un bocata. Fue muy emocionante
ver como nos ponían el primer sello del camino. Había que seguir. Solo
llevábamos 16
kilómetros , pero, tanta decepción por el “paseo
industrial” que, como ya he adelantado, no fuimos capaces de pasar de Santa
Eulalia de Mos, 4
kilómetros más allá.
La encargada del albergue nos
dio la llave porque no esperaba que llegara nadie más. “La mayoría continúan
hasta Redondella”, dijo. “Vaya chollo, un albergue para nosotros solos”, pensé.
Bueno, pensé también otras cosas que no voy a decir, pero me hice mis planes.
Mos es un pueblecito con iglesia (¿o una iglesia con pueblo?), pero, eso sí,
con su cruzeiro y su bar, 800
metros arriba donde, por cierto, cenamos a lo bestia. Y,
estando en ello, recibimos la llamada de socorro de nuestro hijo Pablo, a quien
habíamos dejado “aparcado” con mi madre en el pueblo. Por lo visto, salía de la
piscina municipal cuando le sorprendió una granizada bestial. Granizos del tamaño
de garbanzos que parecía que alguien lanzara con un tirachinas, con furia y con
rabia, pero,... como no quiero que esto sea la “historia interminable”, diré,
como Michel Ende, “esta es otra historia…” Aunque, ¡no me extrañaría que el
francés tuviera algo que ver!
Bajábamos al albergue con el
estómago satisfecho y pensando en satisfacer otros deseos. Eran más de las 10.
De noche para todo el mundo. “Es difícil que alguien aparezca por aquí a estas
horas, es peligroso caminar de noche”, pensé. Y, en estos pensamientos estaba
cuando… ¡aparecen dos ciclistas portugueses! “Se jodió la jodienda”. Eso sí, no
dieron ni un ruido.
Al día siguiente salimos muy
temprano, hacia las siete menos cuarto, porque nos habíamos propuesto hacer 29 kilómetros .
Todavía noche cerrada cuando aparecieron ante nosotros cortándonos el paso tres
perros compitiendo entre sí por ver quién ladraba más fuerte y daba más miedo.
Salieron de un chalet próximo,
por un agujero en la
alambrada. Gritamos más que ladraban hasta que la inquilina
se despertó (¡que se joda!) y llamó a los perros desde el interior. Con mucho
miedo pasamos por delante de los perros andando para parecer tranquilos pero
¡con unas ganas locas de salir de allí por pies….!
Después de esto, nada
destacable hasta que apareció a nuestra vista la capilla de Santiaguillo de
Antas y, a su espalda, en un banco de piedra, en una zona arbolada que iba
descubriéndose a nuestro paso, apareció de nuevo.
-
¡Mira,
el francés! -dije-, ¡vamos rápido que se nos engancha!
-
¡Pobre
hombre!... Necesita compañía… Pero, si es buena gente. Además, no te preocupes,
que está acompañado.
-
¡Ya
nos ha visto! ¡Vamos!... -le dije a mi compañera-, ¡Hasta luego! ¡En Santiago nos vemos! –les grité
al francés y compañía- Pobre hombre el que está con él. Mira el saco allí
tendido… ¡pero, disimula, mujer!... ha dormido aquí… este tío es un “todo
terreno”, no me extraña ese aspecto de cansado que tiene,… ¡vamos, que viene!
-
¡No
seas así!, míralo de esta manera: te sirve para practicar el francés…
-
¡Yo
no hablo, ¿eh?! ¡Allá tú si le das rollo!, pero,… si viene sin la mochila…,
¿qué querrá?
Se acercó. Habló con Rosa.
Ella le dijo que el mapa que nos había dado en Tuí era del camino francés y él
se lo cambió y le dio otro con el título “Cruzeiros del camino portugués”, y se
despidió de nosotros en español con un “Abrazos al santo. Buen camino”. Yo le
contesté, con guasa: “de tu parte”.
Hasta Redondella, continuamos
por bosques y villas. El último tramo es una fuerte bajada hasta el Convento de
Vilavella, que da entrada al pueblo. El albergue es impresionante por fuera, y
creo que también por dentro. No lo pudimos comprobar porque estaba cerrado
hasta la una y eran poco más de las 10. Desayunamos bien y continuamos.
De un tirón nos presentamos en
Ponte Sampaio, final o principio, según se mire, de la ría de Vigo. Compramos
unas frutas y frutos secos e hicimos un alto. Le dimos un baño a las piernas y
a las ingles en una pequeña playa y nos comimos la sandía y otras frutas,
descalzos, antes de continuar.
El calor y las moscas no nos
dejaron disfrutar de la belleza del camino de Canicouba, intransitable, por cierto,
en bicicleta.
Después, tras varios cruceiros
y poblaciones que emergen en el camino como pompas en agua hirviendo, llegamos
a Pontevedra.
Pontevedra tiene origen
romano. Ingleses, portugueses y castellanos, sucesivamente, se ocuparon de su
gobierno hasta el siglo XV. Del XV al XVIII fue su periodo más próspero. En
1717 lo ocuparon los ingleses y en 1808 los franceses. A propósito de
franceses, nuestro amigo, el innombrable, había dejado huella de su paso por
aquí. Nos asignaron las literas 31 y 32 y, al tomar posesión, ¿qué pensáis que
encontramos colgado de un perchero próximo? …
-
¡Mira,
Rosa! ¡El batín del francés!
-
¡Qué
bien!, ¡Estará por aquí! ¡Vamos a buscarle!, ¡Puede que quiera seguir con
nosotros hasta Santiago!... – dijo Rosa con cierto aire burlón, sabiendo que se
me pondrían los pelos de punta solo con nombrarle-
-
¡Ya
sabes mi respuesta! ¡Ni de coña! Ese tío me da mal rollo…
-
Perdone,
¿sabe usted donde podemos encontrar al propietario de este albornoz?
-
Pues,…
seguramente esté en el jardín aireando los pies y curándose las ampollas,… ¡o
jugando con Pere, que está hasta los…!. Es lo que haceis todos los peregrinos
nada más llegar aquí, una duchita y a relajarse sentados en el césped del
albergue… ¡que lo dejáis todo… mucho santo pero mucho cabrón también!... Ah!,
pero eso es de un francés que pasó la noche aquí ayer y salió muy temprano esta
mañana. Se lo dejó olvidado. Le conocen, por lo que veo. ¿Podrían ustedes
llevárselo por si acaso le ven?, Si se queda aquí va a la basura ya mismo. Si
no coinciden con él, siempre lo pueden dejar en objetos perdidos, en la oficina
del peregrino, en Santiago.
-
Vale.
Me lo guardo –dijo Rosa.
-
¿Estás
loca? ¡Que yo no quiero ni ver ni hablar de ese hombre! ¡Deja eso ahí!, ¡Que lo
pinchen bien estirado en la pared y escriban con rotulador gordo “Mondrián” en una
esquina, ¡Verás qué bien les queda, y qué decorativo…!
Revisamos los bolsillos del
albornoz por si acaso había algo de valor pero solo encontramos un trozo de
papel que parecía el final de una carta, que decía “embrasser au saint homme”,
punto y aparte, “l’ombre de glas”. Otra vez “abrazos al santo”... ¡Qué empeño!
¡Que sí, hombre, que sí! ¡De tu parte! Y, el muy cabrón, firmaba como “el
hombre de hielo”. Y qué razón tiene.
…………………………….
Y aquí estoy, desahogándome
con el lápiz y el papel. Cabreado. Descalzo en el jardín, sentado en el césped
y discutiendo con el encargado..., con Pere, la gata,... Ya voy notándome más
relajado, distraído con las risas de esos americanos con los pies despellejados
y en carne viva -¡qué brutos, se han estallado las ampollas!-... Rosa también ha
salido al césped, pero se ha instalado un poco más allá para hacer las llamadas
de todos los días a la familia y amigos. Supongo, por las risitas, que le está
contando a alguien mi especial relación con “el francés”
II
LA CURIOSIDAD DE BERTO
“Sabemos di Rosa e Kiko desde Tuí. Ellos
salieron andati a cena e relax de
camminata en este giorno, forte come tutti. E troppo
placentero, ho pensato, paseare por el casco viejo de Pontevedra y mangeare al
fresco, en una terraza,… Se entretendrán lo suficiente”.
“Da quando ho visto per la prima vez supimos que el francés, Pierre, les iba a
utilizar. Le venimos observando da lontano. Desde Oporto. Algo pretende. Nos
parece un homo pelicuroso”.
“Devo confessare que a mí
también me comía la curiosidad, quería saber hasta donde llegaba la ingenuidad
de Kiko y Rosa
o hasta quando él sospettó, ma fue Marianella che mi ha indotto a hurgar en su mochila e trovare qué había stato iscritto con tanto zelo Kiko sentado en el jardín del albergue (otra vez
Adán y Eva)... Y también es molto facile que trascorrere las horas desaprensivamente… Tan immerso estaba nella lettura che ...”
-
¡Escucha,
parece que alguien llama! – escuché decir a il patriarca
della superfamiglia
-
-
¿Cómo?
¡Si no funciona el timbre!, ¡Ya sabes lo que dijo el encargado: a las 10 se
cierra el albergue y se desconecta el pulsador exterior! – respondió el hijo adolescente de mala gana-
-
Pues
yo oigo voces, … ¡escucha!
-
¡Cierto!,
voy a ver si les puedo abrir –dijo otro de los hijos
con toda su buena voluntad-
“Una allarme fue attivato nel mio cerebro. ¡Vienen! – Ho pensato
- ¡Me van a pillar! Y guardé apresuradamente il cuaderno de Kiko in sua mochila”.
-
¡Deprisa,
Berto! –métete en el saco. Que no sepan que estamos aquí, dijo Marianella.
“Marianella y yo no estamos
casados pero vivimos juntos desde el año pasado. Nos conocimos en el camino
francés (por cierto, ahí conocimos a Pierre, el francés). Me gustó su formato:
muy manejable, pequeñita, nerviosa, activa. Me anula con su gran personalidad.
Habla español como si lo fuera. Lo que me dice hago. ¡La quiero tanto! ¡Y qué
guapa es!”
“Es crítica de arte, por eso
es tan observadora. La gusta mandar y, en ese aspecto, conmigo no tiene
problemas. La gusta conocer gente y tiene don de gentes. Miedo me da dejar de
interesarle, me dejaría vacío; mi vida dejaría de tener sentido. Me encanta
como gesticula cuando habla. Es muy expresiva con las manos y con todo el
cuerpo. Sus ojos también lo son”.
“Il chico fué andato hacia la porta con buone intenzioni, ma era
tardi. Kiko y Rosa ya habían
saltado la valla. De
todos modos, de no ser por él no habrían podido acceder al interior, porque
desde fuera, la porta della costruzione
principale is aperta solo con chiave... Mi español es muy malo, lo siento”.
-
Gracias.
Se nos hizo tarde. Pensamos que estábamos más cerca. ¡Ya nos veíamos durmiendo
en la puerta del albergue!.
-
No
importa… Nosotros solemos acostarnos tarde. Somos muchos, varias familias, y
nos gusta comer y hacer sobremesa, y los niños con el móvil, los MP3, la
PSP,... como mañana no vamos a madrugar...
“È un curioso modo di viaggiare a questa banda. Nove persone
provenienti da due famiglie,
que llevan mochilas en vez de maletas para no levantar sospechas, porque se
desplazan en coche. A unos cien metri del albergue se bajan de los
coches, cogen las mochilas y llegan caminando. Ocupan nove literas, o quizá
alguna más, sellan sua credenziali y, más tarde, van a por los coches, donde
llevan los alimentos, las cocacolas y las cervezas, tutto bien fresquito en una
nevera enchufada al mechero della macchina. Convierten la sala da estar del ostello en su campamento, y no salen de allí hasta
completar un ciclo alimentario: comida, merienda, cena, desayuno”.
“Aquello parecía un patio de
vecinos. Voci, gritos, peleas di bambini, risate d’escándalo, scherzi (chistes),
risate, scherzi più, más risas,... aderezado con la birra, il caffè o il cognac, dependiendo del momento. ¡maldita la
gracia! Ya les habíamos sufrido in altri rifugi. ¡Con ellos aquí no se puede
descansar! ¡E nosotros madrugamos presto per il
fresco! ¿No saben
leer? ¿ Non han visto il poster che dice “La luz se apagará a las
22:30 horas. Respete el descanso de los peregrinos”? Questi bambini sono muy maleducados,... ¡y los padres, que no les dicen nada!
¡como si no se dieran cuenta!... ¡Es increíble!... ¡Entran y salen
continuamente, dando portazos, encienden le
luci,...!, ¡Porca
miseria!”
-
Mira,
Rosa, en las literas de la derecha,... ¿sabes quienes son esos?
-
Sí.
Son los italianos. No sé como pueden dormir con este follón.
-
Y
seguro que mañana piensan salir temprano. Ni se menean. Están como troncos.
-
¿Madrugamos
mañana?. ¿Qué te parece a las siete?
-
O
un poco antes, si puede ser. Tenemos que llegar a Caldas de Rey pronto para
buscar hotel. Allí no hay albergue. Es una localidad importante, mañana es
Domingo y estamos en agosto.
-
¡Tú
siempre tan exagerada! ¡Algún sitio habrá! Es un pueblo grande, seguro que hay
mil hoteles...
-
¡Y
tú siempre tan confiado! Y, por supuesto, llevándome la contraria.
“Aunque tranquillamente parlato, pude entender lo que decían. Nos han reconocido, ma non importa. È normale que los caminantes coincidamos en los
albergues”.
“Partiti presto la mattina seguente, mucho antes de las siete, para no
coincidir con ellos y no levantar sospechas. Fuimos en busca de Pierre. A esas
horas, un Domingo, en Pontevedra solo se ven “restos” dei giovani,
de los jóvenes, despojos, más bien, procedentes de una noche en blanco,
estimulada y deprimida a la vez, aderezada con porros y alcohol. Un solo sitio trovato aperto per un caffè e un biscotto, a la salida de Pontevedra.
Hasta allí llegamos siguiendo un rastro violeta de puntitos luminosos
incrustados en el suelo”.
“E quasi sempre per camino asfaltato llegamos a la iglesia de Santa María de
Alba, con su característico cruzeiro, un Santiago peregrino en el fuste y, come siempre, un cimitero. Las iglesias suelen tener el cementerio
adosado. Era una costumbre cristiana, hasta que descubrieron (dedujeron más bien)
que algunas enfermedades permanecían entre los vivos porque estaban con los
muertos. Si tratta di una curiosa característica del Camino de Santiago”.
“Después de un largo caminar nei boschi,
salimos a carreteras secundarias que jugaban con noi. Nos hacen perder el
norte. Disorientato e confuso giramos a destra o a sinistra según nos indiquen las señales. Briallos, Tibo y… Caldas, al
fin, aparece ante nosotros. Nos sella la credencial la Guardia Civil. No
hemos encontrado a Pierre. Decidimos ir al jardín botánico, al otro lado del
río, para descansar. Observamos desde allí l'arrivo di Rose e Kiko. Les vimos venire e, come noi, pedir a la Guardia civil el
sello. Vienen hacia aquí. Les vemos entrar a preguntar in un centro termale e alberghiero y, aproximadamente una hora después, salen
sin las mochilas. Han trovato alojamiento”.
-
Nosotros
deberíamos buscar también, ¿no?, dijo Marianella.
-
Parla
italiano o no capicco
-
Digo
que vamos a buscar alojamiento... ¡y añado que hagas un esfuerzo, o no
aprenderás español! ¿Para qué, si no, hemos venido a España?
-
Certo!
Pero vamos a la salida del pueblo. Algún hotel habrá. Espera,... ¡mira lo que
hacen!,... ¡se descalzan e mettere il piedi nella
fontana!.
-
Intenta
pensar en español. Solo así lo hablarás.
-
Vamos,
acerquémonos también. A ver si somos capaces de aguantar más de un minuto los
pies sumergidos en ese agua sulfurosa, que, por cierto, huele fatal.
-
Dicen
que tiene propiedades curativas. Sale a 60 grados. Ahora entiendo porqué se
llama “Caldas” este pueblo.
“Nos acercamos por detrás della fontana para
no ser vistos y les oímos parlare mientras se calzaban”:
-
Aquí
se pega una zambullidita el francés y se le quitan los granos de la espalda y
se le curan todos los males, se queda nuevo. Es más, ¡aprende, de golpe, a decir
palabrotas en español!, ¡Y sin maestro!
-
Pero,
¡qué animal eres!, pobre hombre.
“Y, entre risas, alzó la
vista, y se quedó lívido. Miré hacia el mismo sitio y... ¡yo también le vi! ¡allí
estaba Pierre! Miraba cándidamente a Kiko sin apartar la
vista e quasi senza pestañear. No me extraña que se asustara. Pierre
asentía muy lentamente. ¿Qué querría decir con ese gesto?”
-
¡Vámonos!
–dijo Kiko
-
¡Pero,
hijo! ¿Dónde vas tan deprisa? ¡Cálzate, al menos!
-
¡Venga!
¡Vamos! Se nos va la luz y quiero ver el jardín botánico. Me han dicho que
merece la pena.
-
Estás
más raro que… -de repente, Rosa descubrió a Pierre- ¡Anda, mira, si está ahí el
francés! ¡eh, mesié!...
-
¿Estás
tonta? ¡Ni le mires! ¡Vámonos!
-
Embrasé a sent hom –dijo mirando a Kiko.
-
Abrazos
al santo, dice –tradujo Rosa.
-
¡Lo
sé, lo sé, es lo que dice siempre!, ¡de tu parte, te digo yo una vez más! -dijo
Kiko antes de salir corriendo hacia el botánico con las zapatillas a medio
poner- ¡Qué fijación! ¡Qué pesado está con ese tema!
“Rosa no sabía que hacer, si
salir corriendo detrás o disculparse con el francés. Hizo las dos cosas”.
-
Lo
siento, mi marido está un poco nervioso.
-
N’import.
Mi comprené, lo entiendo
-
Tengo
algo que le pertenece, mesié. Dejó usted olvidado el albornoz en el albergue de
Pontevedra, pero... ahora no puedo ir a por él... yo... tengo que ir... lo
tengo en el hotel...
-
No
te preocupes, lo entiendo. Ve tras él, no se te pierda o se te enfade –Rosa
esperaba cortésmente que le diera permiso- Nos podemos ver más adelante, en el
camino. Yo estaré en A Escravitude mañana a las siete. Llévame allí el
albornoz.
-
De
acuerdo. Gracias. ¡Hasta mañana! Orvuar –dijo Rosa mientras corría en busca de
Kiko-
“Rosa sabía que Kiko tenía certa
ossessione por Pierre y trataba de calmarle. Les vimos alejarse a toda prisa. Debió
de tardar un buen rato en pasar de la intranquilidad al sosiego y después al
olvido”.
-
Berto,
tenemos una buena oportunidad para tratar de descubrir que está tramando
Pierre. No nos ha visto y no tenemos que tener cuidado de que no nos vean Rosa
y Kiko. Estarán alejados de aquí bastante tiempo. Sigamos a Pierre.
-
¡Estás così tan ossessionati come Kiko, Marianella! Pero, en fin, si te empeñas… Credo sapere perché si dice aquí, in Spagna, “pueden más dos tetas que dos carretas”…
-
¡Tú
si que estás obsesionado, pero con otra cosa! ¡Hombres! ¡Lleváis todos un
Berlusconi dentro!
“Le seguimos y le vimos
hablando acaloradamente con alguien. Parecía un cura. Pierre intentaba darle un
sobre y algo de dinero, pero el cura se negaba a cogerlo. Se dieron unos
cuantos empujones, se agarraron y agitaron con cierta violencia. Nos
preguntamos si se conocían de antes, si se debían dinero, si… Dedujimos que
Pierre podría ser peligroso. Hay que proteger a Rosa y Kiko sin
asustarles. ¿Podría Pierre llegar a…? ¿Qué maligna intención le movía a actuar
de esa manera?”
“Caldas è un grazioso villa con il suo ponte romano e le sue fonti
di origine incerta.
Perdón, intentaré decirlo in spagnolo. A la orilla del río han creado un jardín
botánico impresionante. Tiene dos balnearios y varios hoteles, pero el sector
servicios deja mucho que desear. Cenamos una hamburguesa y un café mientras nos
planificábamos para el día siguiente”.
“Quedan, desde aquí, dos
albergues. Uno está en Padrón y otro en Rúa de Francos. Pensamos en hacer una
parada en Padrón para descansar. Después, continuaríamos hasta Rua. A mitad de
camino tenemos que parar en A’scravitude. Oímos como quedaban Pierre y Rosa a
las siete. “¡Allí va a pasar algo!”, pensé. Saldríamos temprano para adelantarnos a los spagnoli e intentar averiguar algo más de los planes
del francés”.
“La mattina successiva, perdón, a la mañana siguiente, troviamo la salida de Candas preziosi,
y el camino hasta Padrón, también. Sentieri
boscosi, sendas por bosques, la maggior parte del tempo, cappelles, cruzeiros,
Santa Mariña de Carracedo, ponte, caminos de tierra,... e, de improviso, si
entra in un valle mágico.
Un frondoso sendero, en un espeso bosque flanqueado por mimosas, que nos lleva
al río Valga. San Miguel de Valga nos hace parar a descansar. Después, el río
Ulla y una sucesión de pueblos encadenados, que acaban sempre un poco más
allá de donde comienza il prossimo, nos empuja hacia
Pontecesures. Al cruzar la vía del tren...”
-
¿De
dónde son ustedes? –interroga descaradamente un oriundo-¡Eh, oiga! –no se le
escapa ni uno- ¿Y, usted de dónde es?, ¡Pare, señor!, ¡no tenga tanta prisa!
–le decía a otro peregrino que pretendía superare a tutte le velocità -
-
De
Palencia.
-
De
Madrid, nosotros de Madrid.
-
Siamo
italiani.
“Y, tras 5 minutos de insulsa conversación
pudimos educadamente despegarnos e continuare. Habíamos pasado la aduana”.
“El largo ponte
de Pontecesures, reformado en el siglo XX, no conserva nada de lo que se cuenta
de él. Se dice que es di origene romana, que lo retocó el maestro Mateo, autor
del pórtico de la gloria de la catedral de Santiago, nel 1161”.
“Camino del albergue
recorremos todo el paseo del espolón, flanqueado por sus dos gloriosos oriundos,
Camilo José Cela y Rosalía de Castro, orgullos de la villa, custodiados por due file di grandi olmi”.
“En él, una buena ducha y
-¡qué gusto andare pulito!- una buena y opípara comida: pimientos del padrón,
pulpo, langosta con no se qué, tarta de Santiago (como no) e il caffè”.
“Intentamos visitare la iglesia de Santiago, el convento neoclásico del Carmen y la
casa de Rosalía, pero estaban cerrados por ser lunes, así que, una vueltecita dal popolo e retornare al ostello a riposo –la
siesta, bendita invenzione spagnolo-“
“Se cuenta que a Padrón llegó
un barco con los restos de Santiago y que amarró en una piedra, el “Pedrón”,
hoy bajo el altar de la iglesia neoclásica de Santiago”.
“Enseguida arribato los españoles, Rosa e Kiko”.
-Vamos, venga, tenemos que
llegar a Sclavitude a las siete. Le damos su albornoz y nos olvidamos para
siempre del francés, ¿vale? Debemos hacer todo lo posible por llegar a Rua de
Francos antes de que anochezca. Así mañana lo tendremos a tiro de piedra. 13 kilómetros y fin.
¿Qué te parece? –les oímos decir-
“Tendremos que ir tras ellos, pueden estar en peligro. Ahora
sabemos que Pierre es un hombre peligroso… y violento”.
“Salimos de Padrón a toda
prisa para tener di un'opportunità per andare avanti de ellos sin que nos vieran”.
“Muy cerca, a dos o tres
kilómetros, unos 20 a
treinta minutos de Padrón, se encuentra Iria Flavia, villa cristiana desde los
romanos. Altamente trasformati, deteriorada por el tiempo y
los conquistadores, como Almanzor. Estabamos tan impresionados por el conjunto
que casi olvidamos nuestro objetivo... Las casas de los canónigos, sede actual
de la Fundación Camilo José Cela,… ¡foto!, la Colegiata de Santa María
de Iria, ¡foto!,… il suo cimitero, ¡foto!,…”
“Al cabo de un par de horas, suona campane di morto… ¡un hombre!... lo
decían las tres últimas campanadas extremadamente lentas... Suena cerca..., muy
cerca..., del monasterio de A’scravitude, seguramente...”
“Abbiamo superato molti villaggi antes de llegar al Santuario de A
escravitude, que tiene a sus pies una miragliosa e meravigliosa fonte. Al lado de la fonte una tienda. Dudamos si llenar nuestras
botellas con agua milagrosa o mineral, y decidimos… ¡entrar en la tienda!”.
“Había molte persone al suo interior. Allí escuchamos que Pierre, il francese,
conocido peregrino de todos los lugareños, había muerto. No sabían per che cosa”.
“Vimos llegar a Rosa e Kiko molto azorados y
nerviosos, llegaban tarde a su cita con Pierre. Kiko portava in mano un documento
molto manoseado, Rosa, el albornoz multicolor. Abbiamo visto y
se acercaron aprisa a nosotros. Apenas nos conocíamos, pero se notaba que
querían contarnos algo. Nosotros también debíamos contarles nuestras sospechas.
Era inevitable que habláramos”.
- ¿Che
cosa succede qui ...? –preguntó Rosa en italiano, sorprendiéndonos a todos de
nuevo-
- ¡Pierre nos ha convocato per il suo funerale! -dije
- ¿Quién es Pierre?... ¡Ah, ya
entiendo!,... el francés se llama Pierre, ¿certo?
- ¿Qué sabéis de él?
- Sabemos que... ¡ha muerto!
–insisto, pues parece que no se quieren enterar-
“Tardaron en reaccionar. Después
del shock, intercambiamos impresiones y sacamos nuestras conclusiones. A partir
de este momento y hasta Santiago, compartiriamos todo acerca de nuestro
enigmático amigo, Pierre”.
“Kiko traía la carta que habían
encontrado en un bolsillo del albornoz. “…embrasser au saint homme… l’ombre de
glas”. Entre Marianella y Rosa sacaron a Kiko del error”:
-
¡Espera!...
Déjame ver... Aquí no dice “Hombre de hielo”, dice “La sombra de la campana”,
“l’ombre de glas”. Hielo, en francés, se escribe glace, no glas, y “ombre” es
sombra en francés…
“Una explosión de
incertidumbres nos hace movilizarnos”.
“Subimos a toda prisa la
escalinata che porta all'ingresso
principale. Hay
mucha gente, gente de los alrededores que habían desempolvado trajes y
corbatas, peregrinos, curiosos, por lo que no llamamos l'attenzione”.
“Rosa va dentro de la iglesia. Mientras ,
todos se acercan al ataúd, que han sacado del coche fúnebre y han depositado
sobre un altar de piedra que parece tener esa función. Nosotros también nos
acercamos”.
“Rosa, dentro… deja volar los
ojos,… busca la campana,… o una sombra,… o un ombra di un campanile, una sombra en una campana,… ¡Nada!, desde
dentro no se ve nada que llame la atención,… y decide salir”.
“El cura reza en voz alta y
los feligreses le siguen... Hace un responso y los feligreses contestan… Por
los mártires, bla, bla, bla,… Por los inocentes, bla, bla, bla,… Por Pierre, …”
“Entonces el párroco se dirige
a los allí presentes:
-
Pierre
predijo su muerte. Ayer, en Candás –¡es el que discutió con Pierre en Caldas!-,
me pidió que os dijera que va a llegar a Santiago por última vez y para ello
cuenta con los pies y las piernas de un peregrino que, además, dará un abrazo
al Santo en su nombre. Y está seguro de ello porque se lo prometió hasta tres
veces. “Él hará posible que mi alma descanse en paz”, me dijo”.
“Ví a Kiko estremecerse al sentirse
señalado por las palabras del cura. Y oí como susurraba con gran angustia “…de
tu parte…”, repitiéndolo una y otra vez. Recuerdo cuando salió corriendo
despavorido de la fuente de Caldas diciendo en voz alta “¡Vale tío, de tu
parte!”.
“La gente murmuraba y se miraban
unos a otros preguntándose quién sería ese peregrino”.
-
¡Ha
muerto…!
-
¡Pierre
ha muerto…! Pero, ¿qué dice el señor párroco de un peregrino?
-
...¡Le
hemos visto tantas veces por estos caminos...!
“Comienza a suonare il carillon, son las siete de la tarde, ¡Tang!, ¡tang!, …”
-
¿Has
visto algo? –preguntamos a Rosa-
-
No
nada, ni campanas , ni sombras, nada! (¡Tang!, ¡Tang!, ¡Tang!)
“L'ombra del campanile è proiectata sul terreno en el lugar donde nos
encontramos, al lado de la fuente milagrosa (¡Tang!, ¡Tang!)…. La busco en lo
alto. La campana me ciega. Eclipsa al sol. En la espadaña, una figura que
parece un peregrino, señala hacia Santiago. La sombra del badajo se dibuja en
la pared de la fuente, y, como un dedo índice acusador, se inserta en una
abertura entre dos piedras. Nos acercamos y...”
-
Mira
Kiko, asoma un papel,…
-
¡Es
la “credencial del peregrino” del francés! Ahora ya sabes lo que quiere de ti,
que le selles la credencial en la oficina del peregrino y que asistas a la misa
y le des un abrazo al santo de su parte.
-
Y,
¿Qué pintáis vosotros en este entierro?... Quiero decir,... en esta historia
-
Seguramente
no tardaremos en adivinarlo.
“Tratamos d’arrivare a dormire
a Rúa de Francos. Así estaremos más cerca de Santiago, a tan solo 13 kilómetros , e
faremo la fase finale con più
tranquillità.
Cabizbajos, pensativos, sin hablar ni media palabra”.
“Llegamos a Rua”.
-
Oh,
no, ¡la superfamilia!... ¡Porca miseria!
“Continuamo juntos con il giorno successivo hasta Santiago. Llegamos con
tiempo suficiente para inscribir nuestra llegada y la de Pierre en la oficina
del peregrino. Sin soltar las mochilas fuimos los cuatro a escuchar nuestros
nombres en la misa. Por
supuesto también nombraron al francés. Era la primera vez que oía su nombre
completo y su procedencia: “Pierre Le Blanc, francés, que viene desde Fátima
por la ruta portuguesa”, dijo el ministro de la misa de doce”.
-
Pero,
¿es posible que tuviera planificada hasta su muerte? –reflexioné en voz alta-,
¡No, no es posible!
“Cuando quisimos abrazar al
santo, supimos que no podría ser. Lo habían rodeado de vallas para protegerlo
de la erosión que le estaba provocando el sobeteo de tanto peregrino, pues era
paso obligado. Habían puesto, incluso, un guardia de seguridad”.
-
Tengo
que abrazar al Santo. Hice una promesa -dijo Kiko al segurata-
-
Pues
me temo que no va a cumplirla, porque desde hace dos años está completamente
prohibido –le respondió, orgulloso de su tarea-.
-
¿No
se puede hacer una excepción?
-
No
mientras yo esté aquí –dijo acariciando la porra suavemente, abriendo
ligeramente las piernas en posición de alerta.
“Esa chulería fue como un
disparo. No hizo falta más. Una comprometida mirada, sin palabras, puso en funcionamiento
un complejo y espontáneo mecanismo cuya finalidad era cumplir con el último
deseo de Pierre, el francés”.
“Ahora tenía sentido nuestra
presencia: …Rosa daba saltos a la pata coja hacia la izquierda, …Marianella,
con pies juntos hacia la derecha, …yo, Berto, me dejé caer al suelo
retorciéndome de falso dolor. El guardia de seguridad estaba aturdido,
impresionado, sin saber qué hacer. Se acercó a mí para tratar de ayudarme a
levantar y socorrerme. Inmediatamente, Kiko saltó la valla y consiguió dar, no
uno sino cinco, abrazos al santo”.
-
¡Por
Pierre, por Rosa, por Berto, por Marianella y por mí!
“No le dio tiempo a más antes
de que aquel corpulento gigante se le echara encima”.
-
¡Por
Pierre, por Pierre, por Pierre! –pudo aún decir Kiko tocando con la mano la
columna con dificultad mientras luchaba por zafarse del vigilante.
“Sin nosotros tres, Kiko no
habría podido cumplir su promesa. Comprendimos porqué Pierre nos había
involucrado”.
“Esta era la escena para el
resto de los mortales allí presentes: Un señor de unos cincuenta años jugando
al escondite inglés con un guardia jurado. No sabían si reir o llorar. Nosotros, sí. Reíamos con
conocimiento de causa”.
III
SORPRESA
Han pasado ya 6 meses.
Marianella recibió recientemente un email de Kiko que, entre otras cosas, decía
lo siguiente:
“...estaba preparando el
montaje de fotos –suelo tardar porque soy muy perezoso- cuando, por casualidad,
hice un gran descubrimiento. Para identificar los cruzeiros que fotografié en
el camino, se me ocurrió puntear su localización en un mapa. Utilicé aquel mapa
mudo que Pierre le regaló a Rosa en Santiaguillo de Antas. La sorpresa fue
mayúscula cuando me dí cuenta de que todos esos puntos escribían la palabra “Merci”
sobre el mapa. Era Pierre, el francés.
Ahora está con él, con
Santiago. Puede abrazarle cuanto quiera. Y yo puedo seguir sonriendo cuando me
veo los cinco moratones, cinco trofeos, que llevo en cada brazo. “You are
welcome”, de nada, amigo,...”
Besos y abrazos para ti y para
Berto.
Nota
del autor: Por necesidades del guión he tergiversado “un poco” la realidad: Al
santo se le podía abrazar sin ningún problema (se sube por una corta escalera,
se le abraza y se baja por otra rápidamente,... ¡que empujan atrás!); lo que no
se puede desde hace tiempo es dar el “cabezazo” y tocar una columna situada a
la entrada de la catedral por la puerta principal, porque se está deteriorando
peligrosamente de tanto roce. Ahí estaba el vigilante jurado.
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