miércoles, 17 de julio de 2013

lunes, 15 de julio de 2013

Decimoquinta y última: Etxalar-Hondarribia, 45 kms. 13 de Julio de 2013

Hinchado de orgullo escribo mi última crónica de la transpirenaica.

Puedo presumir de haber sido capaz de realizar esta dura prueba de resistencia física y psicológica, doblegar  al dolor, al sufrimiento, al esfuerzo, y unirlo al placer de los sentidos en dosis adecuadas para lograr satisfacción plena.

Puedo presumir del hecho en sí, pero puedo presumir, sobre todo, del mejor compañero de viaje, Ricardo, con quien he compartido todo durante los 15 días que ha durado la travesía, con el que no he paseado en bici sino en tandem (él dice que no somos un "tandem" sino un "team"), un hombre fácil (en el buen sentido), que no me ha dado nada, nada de guerra...

Puedo presumir de los mejores compañeros de fatigas: Enrique, bombero de Figueras, de 54 años, que ha ganado la cena que apostó con un compañero por sobrepasar los seis días de ruta, y, no solo eso, sino que la ha terminado. ¡Enhorabuena, Enrique! ¡Qué buena persona eres, ...¡la madre que te parió!.

 Santiago y Alfredo (Alfred, como decía Santiago), que se han quedado con las ganas de conocer a nuestras "chocas" (llegaron a pensar que era la forma de llamar a la mujer en Madrid,... y, aclarado que fue un error del corrector ortográfico del Whatsapp, nos sirvió para echarnos unas risas), de los que ya he hablado en la etapa anterior, con quienes alcanzamos un alto grado de confianza e intimidad.



Algunos ciclistas con los que coincidimos una sola vez en algún sitio porque venían en sentido contrario al nuestro, haciendo la ruta de "pedals de foc", que siempre paraban a echar una parrafadita. Otros dos transpirenaicos de Barcelona, con quienes no hemos llegado a intimar porque solo hemos coincidido en las dos últimas etapas, que salían más tarde que nosotros y siempre nos alcanzaban y nos pasaban, y siempre estaban, casualmente, en el mismo bar o restaurante o incluso hostal que nosotros (he de decir que llevaban mucho menos equipaje que nosotros y mejores bicis, sino,... de qué nos van a pasar).
Puedo presumir de haber aprendido que "music pagat non sone bo", es decir, no pagues nunca por adelantado.

No puedo presumir de llevar los mejores materiales (todo se rompe aquí si no es bueno, la cadena, el portaequipajes, las cubiertas, las cámaras, el portabidones,...) pero sí de llevar las mejores ideas para no quedarnos colgados... McGiver es un aprendiz a nuestro lado.

Pero sobre todo, henchido de felicidad, puedo presumir de tener la mejor compañera de viaje, no de este viaje sino del gran viaje de la vida, que compartió conmigo los preparativos de este capricho mío (más bien soportó mi dedicación a este proyecto estoicamente), que se preocupaba cada día, y que, en definitiva, estaba más orgullosa que yo de lo que su marido estaba haciendo y que presumía de mí en todas partes (algunos me han confesado envidia). Implicada hasta el punto de venir a estar conmigo el viernes en Etxalar (también puedo presumir de mi hermana Eva, que también ha venido, pero dejaré que sea Ricardo quien le diga lo mucho que vale), levantarse temprano, 7:30 h. el sábado para verme salir, y estar esperando en la playa de Hondarribia para verme llegar y reirse conmigo cuando nos bañamos con casco, guantes, zapatos y ropa de ciclista. Puedo presumir de lo fácil que es ser feliz a su lado. Te quiero, Rosa.

Ah! la etapa de hoy,... un resumen de las 14 anteriores y,... ya sabeis, el ESTRIBILLO de aquella extraña canción (SUBE QUE SUBE QUE SUBE...) y lo que se puede deducir de las imágenes y vídeos...

Agur.

Kiko

















La moto estaba sumergida en "arenas movedizas" y conseguimos sacarla entre los cuatro...








Rosa



Decimocuarta etapa: Orreaga-Etxalar, 74 kms. 12 de Julio 2013


Un escaso desayuno (un par de tostadas y un café con leche) nos da energía suficiente para subir hasta el monumento a Roland (4 kms) por la carretera y, allí cogemos una pista en descenso, muy larga, hasta Banca, kilómetro 25 de la etapa.



Nos cruzamos con caballos.




Nuestros amigos Santiago y Alfredo (dos valencianos con los que coincidimos en la ruta y que, como a nosotros, les gusta la cerveza y una conversación distendida y divertida) nos habían avisado por Whatsapp el día anterior: "preparaos mañana para la segunda subida... estamos en ella... Collado Elorrieta... impresionante...", "es una subida... vertical...encima nosotros con calor y recién comidos..." (transcripciones literales), así que estábamos algo asustados. Era cierto. 8 Kms insufribles, indescriptibles.



Reconozco y confieso haberme bajado de la bici en algunos tramos. En otros, solo zizzagueando era posible el ascenso.




 El paisaje es impresionante, a veces pelado (en las zonas más altas) y otras rodeados de hayas, que no hemos dejado de ver desde el bosque de Irati.





A 46 kms del inicio de la etapa le escribo yo, desde Elbetea: "¡Qué cabrón, nos habíais ocultado lo de la subidita a Bagordi!, Para mí, peor que la otra!"... Imagino las carcajadas de ámbos al leer éste...



Aprovecho para hablar de esta pareja tan singular y tan bien avenidos. Muy buena gente. Santiago, 42 años, Alfredo, 64 (sí, sí, no es un error, 64 años y haciendo la transpirenaica,... con dos...). Éste siempre decía que si en una subida su cuentakilómetros marcaba menos de 5 km/h, se bajaba de la bici y subía más deprisa empujándola. Siempre, cuando llegábamos a un destino, les encontrábamos en el bar de la plaza con unas cervezas y Ricardo les decía: "A mí decidme la verdad, vosotros venís en coche,... nos estáis engañando,... siempre que llegamos a un sitio os encontramos totalmente relajados, en chanclas y disfrutando de unas cervezas fresquitas,... ¡todavía no hemos visto vuestras bicis!,... ¿dónde están vuestras bicis?". Lo cierto es que empezaban muy temprano, a las 6 y media de la mañana, y claro, llegaban antes y tenían más tiempo de relajarse.

Volviendo a la ruta, en lo alto de Bagordi a Ricardo se le rompió la otra mitad del trasportín (no es de extrañar en un terreno tan abrupto) y lo arregló con alambre que habíamos guardado del arreglo anterior y que nos había proporcionado nuestro anfitrión en Fiscal.



Yo llevaba dos tornillos flojos, a punto de perderlos. En esto aparecieron dos nuevos colegas de ruta, catalanes de Barcelona (buena gente también, lástima no haber coincidido antes) que solían salir más tarde que nosotros pero iban más rápido y siempre nos pillaban. También es cierto que llevaban menos peso.

Llegamos a otro collado donde encontramos quien nos haga una foto en la que salgamos juntos.



La bajada, 100% no-ciclable.





Después de Bagordi, km 50, hacemos un estribillo de subes-bajas, pasando 5 collados y, tras alguna confusión, llegamos a Etxalar y nos tomamos un café. Habiamos comido en lo alto, en algún collado, y era lo que pedía el cuerpo. A nuestras chicas les faltaba hora y media para llegar, así que buscamos nuestra casa rural, la casa de Mª Luisa, y fuimos a asearnos un poco. Hoy no teníamos que hacer la colada porque nos quedaba solo un día y ya teníamos ropa limpia.

Cuando llegaron Eva y Rosa nos dimos un paseo por el pueblo, nos tomamos algo en una terraza y fuimos a cenar productos típicos del lugar y raciones variadas, de primero, y un solomillo del copón, de segundo, más un postre casero (el arroz con leche estaba de muerte, según me cuentan). Tuvimos que agradecer y descartar el chupito que nos ofrecían, por razones obvias... No me acuerdo como se llamaba el restaurante, pero no tiene pérdida, solo había uno: el asador, lo llamaban.



Cuando volvíamos a nuestra casa, la de Maria Luisa, empezó un tormentón que no nos pilló de milagro. Lo mejor: al día siguiente ya teníamos en nuestro haber 500 metros de subida, porque la casa de Mª Luisa estaba en nuestra ruta, a las afueras del pueblo y bastante arriba.








jueves, 11 de julio de 2013

Decimotercera etapa: Izaba Orreaga (Roncesvalles), 78 kms. 11 de Julio 2013



Esta es la otra etapa que merece la pena cualquier esfuerzo: el bosque de Irati.


Empezamos con el ESTRIBILLO.







Al llegar al collado Ollokia vemos un bar y sale a nuestro encuentro el guarda forestal y nos dice que acaba de señalizar una ruta alternativa que es mejor que la nuestra.
- no le hagáis caso a este -dice uno con cara de bruto que aparece por una ventana-
- es que estamos este y yo discutiendo cual es la mejor y no llegamos a un acuerdo, dice el guarda, que se llama Patxi, por cierto
- si hay una apuesta por medio nos vamos uno por cada lado y vemos quien llega antes y luego nos arrimamos a la mesa... nos invitamos... dice Ricardo.
- yo no apuesto, porfío pero no apuesto... -dice el del bar- pero no le hagáis caso a este, de verdad, vosotros seguid vuestro track que iréis bien.
- eso mismo decía mi padre, digo.
...
Así hicimos.













La pista se veía buena, y, por exceso de confianza, Ricardo se cae y su piel de lagarto, esta vez sí, se abre a la altura del codo.
- no es nada... (es su respuesta mas habitual...) No he visto persona más fuerte, física y mentalmente.



Y aquí empieza la segunda estrofa: una montaña de placer para los sentidos... Paradas continuas para hacer fotos... zonas sombrías que casi son cuevas con las paredes y techos vegetales, múltiples tonalidades de color, agua, luz, ... estamos en el Bosque de Irati.









Comimos a la salida del bosque, cuando llevabamos 60 km, en Mendilaz, un lugar del pasado y para el recuerdo.

Hasta los 78 km, solo quiero mencionar la fábrica de armas de Orbaizteta y la llegada a Roncesvalles.

Un epilogo, el abuso de los comercios en Roncesvalles, sea hotel, sea bar, terraza o cafeteria, roza la vergüenza, es casi denunciable.

Mañana nos han advertido de que la segunda subida que tenemos es casi vertical. ¡ojo al dato!


miércoles, 10 de julio de 2013

Duodécima etapa: de Echo a Izaba, 43 kms. 10 de Julio 2013


Hacemos 8 km de subida hasta el puerto de Ansó.

Nos despistamos en lo alto y bajamos a Ansó por carretera.
Bonito pueblo.






Sin querer nos hemos quitado de encima el peñazo de la "pista de cuello" por la que teníamos que bajar hasta Ansó.

De Ansó a Zuriza, 15 km por carretera estrecha, de montaña, siguiendo el curso del río Beral, paramos un montón de veces a hacer fotos y a bañar a Ricardo, que se sentía sucio.






 No aguantó mas de tres segundos.

Una pequeña subida nos lleva al puerto de los navarros. Entremos en Navarra-Nafarroa


y ahí cogemos una senda (Dios, que senda!) por la que no se puede ir montado, que nos tortura casi un kilometro.




Hasta que decidimos saltar un río y un par de vallas para acceder a la carretera. Según una ley de Murfy, lo más posible es que hubiera un acceso fácil muy cerca. Esta vez también se cumple: a 100 metros.



Llegamos a Izaba a la hora de comer y, casualmente entramos en el mismo sitio de donde salen los valencianos, que siguen 20 km más y duermen en el monte, en tienda de campaña.

Al salir de comer buscamos alojamiento y la casualidad nos ha traído a Catalingarde, un sitio muy chulo, de trato muy agradable. Incluso va a darnos el desayuno a las 7:30 h (media hora antes de su horario).






Mañana, Isaba-Orreaga, es una etapa de casi 80 km, con muchas subidas y bajadas.

Ya veremos...